Carta al claustro de un buen compañero e incansable luchador.

Nada se consigue sin esfuerzo

Todos los que estéis leyendo esto habéis trabajado duramente para conseguir lo que tenéis.

También sois conscientes de que mientras otros se dedicaban a divertirse, vosotros empleabais tiempo y esfuerzo en prepararos para ejercer un oficio. En nuestro caso, dominar una materia que a otros le interesaba conocer.

Nadie os dado nada y las cosas no han sido fáciles laboralmente hablando casi nunca. No obstante había en nuestro periplo muchas cosas regladas, muchos sitios dónde acudir a ampliar información para, por ejemplo, prepararnos para superar unas oposiciones: congresos, academias, webs …

También hay miles de sitios donde nos enseñan como ampliar conocimientos profesionales pero también cómo realizar manualidades, comer sano, organizar viajes o “ser mejores padres”.

Pero os diré de qué no hay academias, congresos, ni centros de enseñanza: No hay ningún sitio en el mundo que te enseñe de verdad cómo defender tus derechos. ¿Los Sindicatos? A veces sí y muchas veces no, sólo han estado mirando últimamente sus propios intereses, los de sus líderes mas importantes... ellos toman sus estrategias sindicales y tú las secundas, o no.

Es por eso que unos gobiernos corruptos y desalmados han estado haciendo con nuestra sociedad lo que han estado haciendo:

• Rebajar nuestros sueldos
• Perjudicar nuestras condiciones laborales
• Rebajar drásticamente los servicios comunes como la propia Educación, la Sanidad o la Justicia

Todo esto, queridos compañeros, pagados con nuestra sangre y sudor en forma de impuestos.

Todo esto, queridos colegas, empleándolo en su propio beneficio y de sus amiguetes, muy capacitados en manipular reflujos de dinero público, y que les repercutía más dinero. Y también empleado en callar bocas de los que podían denunciarlos. Un despilfarro espantoso, despilfarro que ocurría mientras los bancos de sus amiguetes forrados con dinero público echaban a la calle a miles de familias, más de cuatrocientosmil. Despilfaroo que se producía mientras dejaban a uno de cada cuatro españoles en la puerca miseria. Corrupción en estado puro. A costa de nuestros impuestos, de nuestro esfuerzo, de nuestra solidaridad con los más débiles, vuelvo a insistir.

Ahora parece que los gobiernos de este país están recapacitando e intentando convencernos de que van a limpiar sus arcas, dignificar sus métodos y devolver la dignidad perdida a las instituciones de las que se hacen cargo... y de camino recuperar las condiciones previas a esa estafa llamada crisis en algunas de las actividades más fundamentales de un país, entre las que está la nuestra, la Educación.

¿Campaña electoral o lección aprendida? Que cada uno haga cábalas y calcule el resultado, peeero, y he aquí la pregunta importante:

¿Qué creéis vosotros que ha sido lo que ha hecho cambiar de opinión o al menos replantearse sus férreos y demoledores planteamientos iniciales: ¿Las encuestas de satisfacción de los ciudadanos? ¿Las cartas al director de los medios de prensa habituales? ¿Los correos a los presidentes y las presidentas? Pues no, yo digo que han sido las manifestaciones callejeras, las huelgas y el sentido del voto los que han obrado el milagro, es decir, el esfuerzo y sacrificio de muchos que se han atrevido a opinar y a alzar la voz contra el que lo perjudica.

El Miércoles pasado tuvimos una reunión en el recreo: estaba avisada hace unos días y recordada la noche anterior, y no hubo mucha afluencia: yo no se si ya estáis cansados de nosotros y nuestras luchas que, os recuerdo, son las vuestras, o que no lo hemos comunicado eficazmente. El caso es que, una vez más somos pocos los que nos preocupamos de lo de todos: peleamos y nos sacrificamos aún sabiendo todos como sabemos que, cuando lleguen los beneficios de nuestra lucha, éstos serán para todos y no sólo para los que ahora empleamos tiempo y esfuerzo no sólo en recuperar lo perdido sino, además, en conseguir un mejor funcionamiento del sistema educativo, en general.

Y esos tiempos llegarán, que no os quepa la menor duda, porque aunque ya las cosas se ven que están empezando a cambiar, aún deben hacerlo mucho más: las instituciones se harán más transparentes y el desempeño de cargos públicos, más digno. Por que la gente se acostumbrará a opinar y defender sus posturas morales y sus intereses personales de la avidez de los que aupamos para que nos dirijan. Y cuando llegue ese día todos reflexionaremos y haremos cuenta de qué hemos hecho para merecer eso.

Y a ver qué cara se le queda a cada uno.

Y por eso os pido, apelando a vuestra dignidad y espíritu de lucha, que vengáis a las asambleas y opinéis, aunque sea para decir que no... Y que luego secundéis vuestras propias posturas.

Gracias por leerme.

"La utopía está en el horizonte. Camino dos pasos, ella se aleja dos pasos y el horizonte se aleja diez pasos más allá. ¿Entonces para qué sirve la utopía? Para eso, sirve para avanzar.” (Galeano).